Mi abuelo estuvo en Belchite

03.11.2014 16:59

"Aquel ataque se calmó y allí estuvimos unos días hasta que se estabilizó el frente, hicimos las trincheras y luego nos cogieron y fuimos al lado de Belchite (...) Allí nos estabilizamos y fortificamos toda aquella zona, Belchite, pero no faltaron ataques esporádicos, (...)"

Esta fue la primera vez que tuve conocimiento de la existencia de un pueblo llamado Belchite, estos fragmentos son de las memorias de mi abuelo, Eusebio Díaz Alonso, que estuvo en la Guerra Civil Española. Más tarde me enteré de la barbarie allí cometida, en sus memorias, mi abuelo, no menciona nada, por lo que es difícil de saber si él estuvo antes o después de la fatídica batalla que tuvo lugar entre el 24 de agosto y 6 de septiembre de 1937. 

En 2012 en un viaje en coche a Barcelona a una exposición, leí un cartel que ponía, Belchite 28, en ese momento apenas tuve tiempo de pensar y encaminé el coche por la llanura a eso de las 15h del mediodía a Belchite. Mientras conducía por esa carretera recta y con cambios de rasante a pleno sol, imaginaba lo diferente que debió ser hace 75 años ese paisaje ahora solitario y en calma. A lo lejos empecé a vislumbrar ya las ruinas, impresionantes vestigios de un pasaje penoso de nuestra historia.

 

La entrada al Belchite viejo tiene lugar a través del Arco de la Villa, desde el cual apenas se puede uno imaginar lo grande que era Belchite

Un cartel nos indica la entrada a unas Ruinas Históricas que han sido apenas restauradas y apuntaladas, por lo que otro cartel nos avisa del peligro de desprendimientos 

Nada mas entrar te encuentras en el margen izquierdo de la calle de entrada o principal con la fachada y silueta desigual de la Iglesia de San Agustín

Me giré, y por un momento me dieron ganas de no seguir, volver sobre los pasos y no ver el resultado de lo que el hombre hizo con un pueblo próspero de la provincia de Zaragoza

Los restos que quedan de las casas, denotan que eran casas con buenas calidades, con pinturas y decorados finos en los techos de los habitáculos

Caminar por esas calles solitarias en pleno mediodía me resultó una de las experiencias más peculiares que he vivido entre ruinas

Desde distintos puntos la Iglesia de San Agustín sigue siendo un referente

Algunos edificios aún no conservando los muros, conservan balaustradas en perfecto estado

Desde unas escaleras construídas más recientemente que suben a una verja cerrada, antes el cementerio, se obtienen vistas generales del pueblo, donde vemos que resalta una cruz de hierro

Volvemos a la Calle Mayor, proseguimos en el camino y a nuestra izquierda se alza una torre de estilo mudéjar, a nuestra derecha la cruz de hierro en honor a los casi 6.000 caídos

La conocida como Torre del Reloj es imponente, se conserva bastante bien pero el acceso al interior es peligroso y no recomendable

El trecho continúa y la visión ahora es más impactante si cabe, la iglesia de San Martín de Tours (a la derecha) y el Convento de San Rafael (fondo a la izquierda) impresionan al nuevo visitante que lleva ya unos 20 minutos manteniendo la respiración.

La Iglesia de San Martín es una de las imágenes más conocidas de Belchite, en su interior se han grabado psicofonías de cánticos, quizá impregnados energéticamente en sus muros. Posteriormente a la visita vi el programa Cuarto Milenio dedicado a Belchite, pero no antes. 

De fondo el Convento de San Rafael, apuntalado , de difícil acceso y peligro de derrumbe

En su puerta, aparece una inscripción: "Pueblo viejo de Belchite ya no te rondan zagales, ya no se oirán las jotas que cantaban nuestros padres". Fdo. NB

Detalle de la fachada, se puede adivinar la ornamentación, debió ser una bonita iglesia

Una vez en el interior, vemos que su nave central no mantiene el techo. Y si antes destaqué el hecho de que anterior a mi visita apenas sabía nada de este sitio y de sus antecedentes paranormales, he de decir, que de todo Belchite éste fue el único lugar en el que sentí una zozobra, zozobra que me incitaba a querer salir de allí cuanto antes.

Convento de San Rafael a través de un arco de la Iglesia de San Martín

Vista de la entrada de la iglesia de San Martín desde el interior

Detalle de cúpula bombardeada, sita en el ala derecha del interior de la iglesia que sí mantiene el techo

Otra cúpula del interior de la iglesia, está sí destruída casi por completo

La torre del campanario se ve desde el interior

Seguimos el camino entre ruinas, ya de regreso, los arcos predominan y sorprendentemente aguantan el paso del tiempo y la intemperie, ante nosotros el Arco de San Roque, otra de las entradas que tenía el pueblo, pueblo que una vez estuvo amurallado

Lo que debió ser una puerta ahora nos enmarca el campanario

Vista genérica de la desolación

Nos queda por ver la Iglesia de San Agustín cuya fachada está bastante bien conservada, ¿pero qué esconde en su interior?

Detalle de la fachada principal

¿Nos adentramos?

Nos encontramos con una arquería que osa desmoronarse, sin techo pero con fuertes laterales 

Vuelve a estar presente, en Belchite, el estílo mudéjar a pesar de ser una iglesia predominantemente barroca

La pila bautismal permanece inmutable entre escombros

Podemos hacernos una idea de cómo debió ser la cúpula de esta iglesia, que antes fue convento

La naturaleza sabeedora de que el hombre ya no pobla este lugar, invade a su cuenta y riesgo por los muros del fondo, pujando por ser la futura dueña y señora de todo esto 

A través de la cúpula vemos un cielo en calma, e incluso nos transmite paz, pero no debemos olvidar que fueron nuestros semajantes quienes a través de esos mismos muros y desde ese mismo cielo, destruyeron un pueblo y miles de vidas.

Y en palabras de mi abuelo Eusebio, así fue la guerra:

"Tiraban la artillería desesperadamente lo mismo los de un bando que los del otro, pasaban por encima de nosotros los proyectiles silbando, (...) , ardía la tierra, aquello parecía el infierno, entre bombas de aviación, cañonazos, morteros, bombas de mano, ametralladores, fuego de fusiles, tanques lanzallamas, de todo, aquello era un constante ruido que parecía temblar la tierra, parecía el final del mundo,(...) no os veáis en estos trances. Es terrible."

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